14. La memoria del doctrinero Almansa fue por un momento hacia Puerto Príncipe

02.03.2016 17:04

La última jornada tomó todo el día y aunque el trillo indio era camino para personas las bestias andaban bien. A lo lejos divisaron el caserío y Jesús Almansa sintió que el corazón latía diferente al pensar que por primera vez iba a estar frente a frente a sus discípulos. Su mente estaba gozosa como un niño que sabe que muy pronto recibirá un regalo. Por eso, al llegar a un montículo donde el camino hacía una curva para evitar un gran pedrusco el reluciente pastor aprovechó para pasar de su montura a la piedra directamente. Seguidamente se arrodilló y con la vista primeramente puesta en el poblado cerró los ojos y oró por el éxito de su cristiana tarea.

Se paró y pensó que era un momento de gracia divina, pero al mirar al murciano éste, simplemente sentado un poco adelante empinaba la güira para beber un gran sorbo de su vino. La memoria del doctrinero Almansa fue por un momento hacia Puerto Príncipe y recordó las palabras del veedor como si acabara de oírlas:

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–“Los abusos cometidos con los indios lloran antes los ojos de Dios. Recuerde siempre que usted no solamente va en el nombre del rey sino también en el de Cristo. Usted va a llevarles la doctrina del Evangelio y por lo tanto no debe permitir abusos con ellos. Si usted no es allí un representante del Redentor entonces lo será del Maligno”

Una y otra vez recordó las palabras, una y otra vez la escuchó nítidamente, hasta que se dio cuenta de que venían a su recuerdo porque desconfiaba de Pánfilo. Entonces se sintió mal, de momento hubiera preferido no estar ahí.

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