Palabras iniciales

29.04.2016 21:02

Dos errores son evidentes en la medicina hoy en día: El atrincheramiento de los cultores de la medicina científica oficial en una límpida colina donde no hay errores que mencionar debido a la utilización de los métodos racionales de la ciencia y el atrincheramiento de los que escriben sobre medicina alternativa en la límpida colina que está al frente de los médicos universitarios. Aunque la comparación no puede absolutizarse casi se acerca a la verdad absoluta. De paso, recuerdo que esta dicotomía entre ciencia oficial académica y no oficial no se limita a este campo y parece ser una regularidad del desarrollo de la cultura desde que la ciencia ganó suficiente prestigio como para ser considerada manifestación de conciencia social.

La ciencia académica ha creado un sistema intelectual blindado a toda cosa que carezca de las premisas de la verdad comprobable aplicando el más estricto método racional. Sin embargo, ha dejado poco margen a la intuición, o sea, aquella que necesita, muchas veces, centurias para convertirse en verdad confiable. La medicina folklórica de muchos países corrigió sus conclusiones durante milenios antes de codificarse culturalmente o legalmente como sucedió con los puntos de acupuntura en el texto Huangdi Neijing, de los tiempos del Emperador Amarillo (China), que recopila conocimientos de más de 4000 años atrás.

La inmensa mayoría de los métodos científicos son históricamente jóvenes, sin embargo, los médicos existen desde el principio de la historia y si se mantuvieron en la práctica es porque, errores apartes, generalmente curaban. Poderosos reyes se sometían a los tratamientos de aquellos hombres que habían declinado a favor de la sanidad en las primeras divisiones sociales del trabajo. A falta de universidades (y a veces a falta de escritura u otro modo de guardar la información) los médicos pertenecían a una familia o clan que mantenía los conocimientos en el soporte biológico social del intelecto de sus portadores. La mayoría de las ocasiones en la antigüedad el médico era sacerdote o al sacerdote le estaba dado el arte y el deber de sanidad. El mismo Mesías realizaba curas milagrosas.

Mientras que la medicina académica actual tiene el aparato general de la ciencia para apoyarse la medicina alternativa no oficial está en el desamparo y apenas tiene algunos que otros sanadores de prestigio de vez en cuando a los cuales no le queda más opción que convertirse en especies de sacerdotes de su actividad. A su vez, usando la gran libertad de prensa alcanzada en el mundo occidental pululan las publicaciones sobre alternativas de sanidad que no tienen el rigor suficiente como para ser creídas. A esta algarabía se suman los charlatanes y los oportunistas a los que solamente los mueve el afán de posicionamiento para lograr objetivos comerciales nada vinculados a hacer el bien sanitario de sus semejantes.

La medicina oficial académica ha acabado con enfermedades terribles que azotaron a la humanidad durante milenios. No puede la alternativa basada en el folklor y la tradición erguirse con torres en contra de quien ha hecho tanto bien a la humanidad. Sin embargo, esta medicina que basada en la experiencia y tradición ha perdurado aún sigue siendo importante para curar los padecimientos que desde entonces curó.  Por otra parte, los sanadores que desde la “clandestinidad” trabajan han continuado ampliando el campo de aplicación, modernizándose e incluso creando su propia teoría. Esto no es nada despreciable. En algunas regiones su medicina tradicional tiene sus academias oficiales a nivel regional. Esto ha sido de suma importancia para su protección y posterior conocimiento por personas de otras regiones. Hay en Oriente universidades de medicina natural que otorgan títulos reconocidos. En algunos países de Occidente se está poniendo de moda la especialidad de medicina natural como un grado de los médicos oficiales.

En este libro pretendo hacer las paces entre ambas formas de ver la sanidad. Sin darle cabida a la charlatanería y tampoco a los experimentos racionales que afecten la dignidad humana. Estoy consciente que es tarea ardua y a pesar de trabajar con responsabilidad sé que esto es solamente un punto de la gran frontera entre la medicina académica científica y la medicina tradicional natural, o sea entre el médico y el sanador que puede tener estudios, pero no es reconocido en occidente. Como no médico pues habrá aquí posiblemente un desequilibrio en la balanza hacia la sanidad no reconocida por la ciencia racional y con ella la defensa acudiendo a la filosofía de la medicina entendido como ideas en el límite del conocimiento. Para mantenernos en los límites del respeto dentro de nuestro contenido obviaremos ideas tales como conspiraciones de transnacionales y otras por el estilo que a menudo se manejan, las cuales corresponden más a la política de la medicina que a la filosofía de la medicina que es el campo en el que nos movemos en este documento.  

El redactor de este sitio ni es médico oficial ni es sanador y a lo sumo se considera escritor bloguero. Sus estudios universitarios en el campo de las ciencias sociales no lo hacen un portento de sanidad. La divulgación realizada aquí es respetuosa de la ciencia académica y a su vez pretende alejarse de la charlatanería. Ello no lo hace infalible ni le quita, tampoco, el derecho a realizar conjeturas allí donde las crea necesarias.

Como divulgador no puedo dar mi última palabra ni autorizar ni desautorizar algunos de los tratamientos que aquí se publiquen. Consulte con su médico cuando quiera usar algún método, o úselo bajo su total responsabilidad. Si padece de una enfermedad crónica tenga mucho cuidado, cualquier tratamiento para un órgano puede desequilibrar a otro órgano. Las plantas medicinales no son panaceas y cualquier medicamento verde puede causar alergias u otras irritabilidades. Si está en región apartada donde no haya médico oficial a su alcance usted usará bajo su estricta responsabilidad los remedios que son de ingerir. Le recomendamos no usarlo en exceso. Algunos de los tratamientos que aquí exponemos también provienen de la medicina científica moderna que han pasado a la popularidad.

Finalmente digo: El estudio de este libro no lo hará médico alternativo ni sanador exitoso pues no es el propósito, pues este texto se define claramente como filosofía de la medicina.