44 La tarde prometía tranquila
Era el día siguiente de la boda de Jesús Almansa con María de Fernandina. La tarde prometía tranquila y fresca una clase de castellano muy buena con aquellos niños sentados en el suelo reunidos bajo el frondoso árbol. La esposa miraba con orgullo al joven peninsular y muy contenta de que los dioses de la selva se lo hubieran otorgado. Aunque se imaginaba ya a ese Dios de la Cruz todavía no era algo concreto en su mente. No obstante, a Él también le dio gracias.
Jesús comenzaba su primera frase cuando llegó corriendo aquel indio. De su espalda desnuda brotaba sangre. Los niños y María se incorporaron. Jesús fue rápido a ver al mancebo. El indio dijo bastante claro el nombre castellano del encomendero:
– ¡Pánfilo!
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