A propósito de entregarle la Estrella de Hipania a la talentosa pintora Mayra Saborit

16.05.2016 20:40

Como cualquier desarrollador de web este humilde bloguero se encuentra a veces con muchas dificultades. La primera vez que oí hablar de Mayda Saborit fue por las redes sociales. Allá en Cuba nos separaba la distancia, ella de Occidente y yo del Oriente. También nos separaban las barreras sociales de un país sin Internet para el hombre de a pie, el más común y más honrado de los cubanos. Y esa primera vez fue en Facebook, lugar donde he tenido muchas grandes y agradables sorpresas como la de poder llamar amiga a una talentosa pintora, por demás escritora y para “ponerle el cuño” cubana de corazón. Perdónenme lectores de otros países, pero no puedo negar la alegría de encontrar gente maravillosa de mi nación, ahora que añoro el arrullo de las hojas de las palmeras sopladas por el viento del Caribe, porque me siento honrado de saber de las capacidades y de las habilidades de los de mi pueblo que están en el camino de la diáspora.

Mayda recorrió otras partes del mundo antes de llegar a tierra norteamericana. Ahora en este suelo se afinca, como es costumbre entre los nuestros, en el trabajo diario. Este bloguero que no pasa de ser un perceptor emocional de las artes visuales observa en ella varias cualidades que son las que lo motivaron solicitar su inclusión en Hipania. Primero, la constancia; Mayda sabe lo que quiere y si lo sabe es por lo que da muestra de amor en lo que hace. Por eso Mayda produce y produce obras y se levanta cada día pensando en sus lienzos y cuando menos esperamos nos entrega un tomate descomunal al que le llama “la madre de los tomates”, o un pelotero famoso cubano y despierta la envidia de los mediocres o el celo velado de los que tienen talento y la admiración de muchos. Yo me divierto desde mi retiro a miles de millas de distancia de donde suceden estas cosas, pero unidos por el hilo de Internet. Segundo, el estilo; seguramente Mayda puede hacer lo que quiera (y a veces lo hace) ahora que tiene los buenos pinceles, las pinturas adecuadas y los lienzos que quiera, algo que intuyo le faltó en otra época de la vida que para que contar aquí. Pero ahora avanza con un estilo realista donde el adjetivo plástico suena más que la hipérbole.  Y es que las artes, todas, tienen muchos recovecos por donde avanzar, pero ninguno se agota. Las pinturas de Mayda tienen la dualidad del realismo con una magia de pinceladas que no nos permite caer en el error de confundirlo con otras manifestaciones del arte de la imagen bidimensioanal. Quizás un crítico encuentre el nombre adecuado para lo que yo aludiendo a mi antigua profesión llamo en sus obras “la firma”. Me parece que nadie confundiría una obra de Mayda después de haber visto algunas de ellas. Su firma de una identidad y la eleva a rango artístico de alta calidad.

Ya Mayda triunfó, según nuestro juicio, quizás falte algunas compensaciones y cosas de este mundo en el cual viven los buenos artistas, pero al que no pertenecen. Hipania no puede agregarle ni una tilde a las palabras mérito, maestría y calidad artística de Mayda, a lo sumo puede reconocerla, lisonjearla y tratar de agradarle y en ese camino encontró que es merecedora de una iniciativa que hemos creado este año. Por eso, Mayda Saborit recibe de este sitio el 16 de mayo del año 2016 la Estrella de Hipania, esta vez en una muy brillante de la Nebulosa de Orión donde grabamos su nombre por los siglos de los siglos para gloria de los cubanos, la comunidad de pintores y toda persona amante del arte.