39 A Leonor le pareció rara la pregunta y se quedó pensando

30.04.2016 12:58

Leonor observó que Ángel Gabriel estaba en Facebook pues tenía la luz verde cuando abrió la mensajería y sintiendo unos deseos enormes de comunicarse con su amigo y benefactor escribió un mensaje:

–Hola ¿cómo está el amigo más bueno del mundo?

–Hola, estoy bien. Precisamente entré en Facebook porque quiero preguntarle algo.

–Aquí estoy para servirle.

– ¿Ha oído usted decir si el Mesías vino?

A Leonor le pareció rara la pregunta y se quedó pensando. Por primera vez se había frenado la espontaneidad. Luego escribió:

–Querrá decir en su segunda venida para resucitar a los muertos ¿es eso?

–Sí, claro. Yo sé que él vino una vez y se fue, pero prometió volver.

–Nunca le he preguntado cuál es su religión –escribió Leonor.

–Soy cristiano.

La joven sentía una nota extraña. La pregunta no era lógica y si él era cristiano no estaba haciendo bromas. 

–Ángel dígame por qué usted me hace esa pregunta.

Ángel se esforzaba por mantener oscura su identidad con su prima y se dio cuenta de que la pregunta podía parecerle por lo menos ingenua a una persona que conocía el amplio mundo, pero no podía decirle que él era su primo y que había crecido en la selva.

–Hay un amigo que me afirma de que Él ya llegó. No sé mucho de estas cosas.

La prima empezó a sospechar y por momento tuvo miedo.

–No lo entiendo Ángel. Todo el mundo sabe que no ha llegado. Si él llegara sería la noticia más grande que habría en toda la tierra.

–No creo, puede que llegue y se quede en el Vaticano sin anunciarse.

Leonor que era protestante sólo por agradecimiento con su benefactor no se sintió ofendida.

–No creo que el Vaticano sea el mejor lugar para recibir al Rey de Reyes.

–Entonces ¿en qué lugar cree usted que estaría si decide mantenerse incógnito?

–No tengo idea. Hay tantos lugares que puedan ser agradables a Él como tantos que aborrecería.

–Pero si llegó ya, no habría hecho su entrada por Colombia ¿verdad? –Volvió Ángel Gabriel a la carga.

–No creo que cuando Jesús venga entre por un país con tantos crímenes. Yo misma tengo una tía que fue secuestrada y jamás hemos sabido de ella.

Ángel tuvo que morderse la lengua para no decirle que él era el hijo de esa tía. Por otra parte, tenía que andar con cuidado para no caer en sospechas. Ya se había dado cuenta de que su prima era muy inteligente

–Leonor usted sabe que soy su amigo, aunque no le he dicho donde vivo. No le puedo decir todavía, pero le prometo que lo sabrá. Si le digo quien soy quiero que guarde el mayor secreto de esto. Es muy importante para todos. Donde estoy no tengo información directa de las ciudades. No quiero que usted deje de comunicarse conmigo. Quisiera que me ayudara en las informaciones que le pido.

–Yo soy ante todo agradecida y usted me ha ayudado mucho, pero tengo que ser sincera, a veces tengo miedo. En este país abundan las maldades y escasean las bondades. Y yo sin hacer nada he recibido de usted todo lo que me ha hecho falta. A veces me parece mentira. Otras me parece que estoy soñando. Casi nunca lo puedo creer. Si usted fuera alguien concreto, alguien conocido, por ejemplo, un artista famoso lo comprendería. Pero Ángel Gabriel, mi amigo, es como si no existiera. No quiero ser víctima de un lavado de dinero. No quiero que me utilicen. Mire por lo menos déjeme verlo por Skype.

– ¿Qué es Skype?

–No se burle de mí. Cualquiera sabe lo que es Skype.

–Señorita yo buscaré lo que es eso.

–Es una aplicación con la cual podemos hacer video llamadas, o sea nos vamos a ver las caras.

Ángel buscó Skype y lo instaló. A los veinte minutos ya estaban conversando mediante una llamada de video. Esto fue muy importante para restablecer la confianza con Leonor. Pero además muy emocionante para el muchacho que aún no conocía este modo de comunicarse.

Leonor veía ahora que Ángel era mucho más joven de lo que suponía por las anteriores fotografías. También escudriñaba el fondo porque quería saber si no era un ricachón que estaba en la cárcel. El lugar le pareció una habitación normal. Miró que Skype se identificaba con una bandera de Estados Unidos y dio por hecho de que el joven le hablaba desde ese país. Esto se debía a que Skype asumió la cuenta del muchacho como procedente de allá. Leonor decidió jugar al gato y al ratón y seguir comunicándose hasta descubrir quién era su benefactor.

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