42 No podía explicarse cómo una mujer que ayer era virgen hoy fuera una experta en hacer el amor
Jesús Almansa había tenido algunas relaciones sexuales furtivas con mujeres adultas y pagando algunas monedas, pero cuando María de Fernandina lo amó esa noche y las hamacas crujieron se dio cuenta que esta mujer era no solamente extraordinariamente bella sino enormemente entregada en cuerpo a su esposo, como si el sexo fuera parte estrecha de la felicidad. No podía explicarse cómo una mujer que ayer era virgen hoy fuera una experta en hacer el amor. Toda llena de entrega, nada prejuicio y ambos quedaron exhaustamente satisfechos. El doctrinero acercó la tea de cuaba donde reposaba su mujer desnuda, plena de dicha, y la luz resplandeció la belleza de su fémina como si fuera una pintura animada.
Oró dándole gracias a Dios por tanta felicidad inmerecida. Ahora debía meditar sobre este proyecto, pues no era solamente el doctrinero, sino que había formado una familia; era parte de la tribu. Este pensamiento fluía con facilidad en él, para quien eran fáciles las cosas positivas si estaban relacionadas con el ideal cristiano. Era algo así como un soñador responsable. En él germinaba como en tierra fértil la semilla del amor en general y ahora era el momento de que creciera la del amor de pareja. Volvió a acercar la tea a la hamaca de la muchacha y sintió otra vez el gozo de tener una compañera tan bella.
Le hubiese gustado decirle tantas cosas que afloraban a su corazón, pero ella no comprendía el castellano. Total, no importa, ella está dormida, pero se lo diré, quizás Dios se lo traduzca en sueño: “Te amaré y te cuidaré toda la vida, tendremos muchos hijos morenitos de ojos azules que correrán tras las mariposas en primavera. Seré un esposo fiel hasta la muerte, siempre estaré a tu lado”
Seguía hablando y diciéndole todas las cosas tiernas que se le ocurrían sin pensarlas y la miraba a la luz de la tea. Primero los ojos le temblaron, luego se movió en la hamaca para reír un poco y seguir durmiendo con una leve sonrisa. Jesús interpretó que su petición había sido cumplida y de rodilla volvió a dar gracias al Creador en una oració
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